La adolescencia es la parte de nuestra existencia donde programamos nuestro futuro, el lugar donde buscamos encontrar un hueco personal en el mundo que despierta a nuestros ojos; quizás, por estas razones y muchas más que se podrían añadir, es la etapa donde más tribulación, dudas, rebeldías, incomprensiones, etc., se padece.
Pero se olvida que son los padres quienes tienen que afrontar esta etapa del adolescente con suficiente entereza y perspectiva, para no perder la calma que, en su desasosiego, el/ella necesita encontrar en sus progenitores.
De ahí que, de forma mas frecuente de lo que se cree, la relación con adolescentes necesite un resorte amortiguador de ideas, temperamentos, entendimientos de vida, que permita abrir el dialogo que construya una relación madura: entre quien es y quien esta comenzando a ser.
Y muchas veces la ayuda, desde una mirada profesional, experta y objetiva, permite mostrar el camino para una mejor relación paterno-filial y un desarrollo personal del hijo/a que potencie y canalice posistivamente sus aptitudes y preferencias.